CARRER DE LA CONCÒRDIA
Yo no sé si soy yo los pensamientos
que en mí hallo: tiernos, crueles, muy disímiles,
pretendiendo, mezclados en mi mente,
cada uno de ellos ser mi yo exactísimo.
No sé a cuál escoger de todos ellos.
ni a cuál he de seguir de mis impulsos,
pues los que siento son contradictorios:
tiernos, crueles, disímiles. Distintos.
Besar a la muchacha a mí cercana,
saltar por la ventana a que me asomo,
matar al que interrumpe mi camino,
son deseos vehementes que contengo.
Y no sé cómo actuar ante algún hecho.
Grato y desagradable al par lo capto.
Y alegría, dolor o indiferencia
rápidos se suceden muchas veces.
No sé si esto le pasa a todo el mundo.
Si es esta confusión corriente en todos.
Ni podría explicarme, aunque quisiera,
pues no sé nada cierto de mí mismo.
que en mí hallo: tiernos, crueles, muy disímiles,
pretendiendo, mezclados en mi mente,
cada uno de ellos ser mi yo exactísimo.
No sé a cuál escoger de todos ellos.
ni a cuál he de seguir de mis impulsos,
pues los que siento son contradictorios:
tiernos, crueles, disímiles. Distintos.
Besar a la muchacha a mí cercana,
saltar por la ventana a que me asomo,
matar al que interrumpe mi camino,
son deseos vehementes que contengo.
Y no sé cómo actuar ante algún hecho.
Grato y desagradable al par lo capto.
Y alegría, dolor o indiferencia
rápidos se suceden muchas veces.
No sé si esto le pasa a todo el mundo.
Si es esta confusión corriente en todos.
Ni podría explicarme, aunque quisiera,
pues no sé nada cierto de mí mismo.
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