CARRER DEL CONSELL DE CENT
No se puede salir cuando se ha entrado.
Y en la gran confusión de idiomas múltiples
prevalecen las quejas por el trato.
Existen unas reglas muy concretas.
Son, como es natural, contradictorias
y uno ignora si acata o si transgredí.
Los grados superiores a su vez
están subordinados a inferiores.
Lo seguro es más bien lo transitorio.
No obstante hay buenos ratos, como aquellos
que enlazan a mujeres con los hombres.
O se autoriza a andar por los pasillos
y cambiar a otra celda o galería.
Resulta muy sencillo y complicado.
Porque hay turnos y horarios para todo.
Y es preciso cumplir el Reglamento,
pues sabemos que hay gente que a hurtadillas
nos vigila y comenta nuestros actos.
Se debe desconfiar de todo el mundo.
Y rechazar la idea de evasión.
Hasta este mismo instante es imposible.
Se saldría a otra celda parecida.
Incluso si uno muere, al pretender
buscar su libertad o estando enfermo,
lo entierran en un patio de esta cárcel.
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